Carmela: El ganado vacuno es, lamentablemente, una de las principales fuentes productoras de metano, un gas que se genera durante el proceso digestivo de los rumiantes, “beim Verdauungsprozess der Wiederkäuer”. Liberado a través de flatos y eructos, “durch Pupsen und Rülpsen”, causa un mayor efecto invernadero que el CO2. En Nueva Zelanda, los investigadores apuestan por un aditivo para el alimento, “setzen Forscher […] auf einen Futterzusatz” para reducir las emisiones dañinas en el clima. La directora de la investigación, Salome Bassett, explica cómo se administra el aditivo en forma de polvo, que se mezcla en la leche de los terneros. Simplemente, la mezclan en el balde y se la dan a los terneros, “einfach im Eimer mischen [und] dem Kalb geben[…]”. En una primera serie de ensayos, el grupo de científicos pudo reducir, “drosseln”, la emisión de metano hasta en un 20 %.