El 12 de julio de 2002, un grupo de campesinos que protestaban contra la construcción de un aeropuerto en Texcoco, México, secuestraron a seis personas, entre policías y autoridades municipales. Para su liberación, exigían la libertad de los manifestantes que habían sido arrestados desde el inicio de las protestas. Después de que el gobierno tomara un área de 40 kilómetros cuadrados para el aeropuerto, los campesinos empezaron a marchar y a bloquear carreteras argumentando que el precio que se les había ofrecido a cambio de sus tierras era demasiado bajo.
Grupos antigubernamentales, de izquierda y antiglobalistas se unieron a las protestas que, en agosto de ese mismo año, lograron detener definitivamente el proyecto.